En aquel tiempo, mientras iban de camino Jesús y sus discípulos, alguien le dijo: “Te seguiré a donde quiera que vayas”. Jesús le respondió: “Las zorras tienen madrigueras y los pájaros, nidos; pero el Hijo del hombre no tiene en dónde reclinar la cabeza”.
A otro, Jesús le dijo: “Sígueme”. Pero él le respondió: “Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre”. Jesús le replicó: “Deja que los muertos entierren a sus muertos. Tú ve y anuncia el Reino de Dios”.
Otro le dijo: “Te seguiré, Señor; pero déjame primero despedirme de mi familia”. Jesús le contestó: “El que empuña el arado y mira hacia atrás, no sirve para el Reino de Dios”.

🕊️ Mi reflexión:
Vamos a mirar el Evangelio de hoy (Lucas 9, 57-62) por partes, porque cada encuentro tiene un matiz distinto, y juntos forman un mensaje profundo sobre lo que significa seguir a Jesús.
1. “Te seguiré donde vayas” — El desprendimiento de la seguridad
Un hombre, con entusiasmo, le dice a Jesús que lo seguirá a cualquier parte. Pero Jesús le responde:
“Las zorras tienen madrigueras y los pájaros, nidos; pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza.”
Sentido: Jesús le muestra que seguirlo no es instalarse en seguridades humanas. No se trata de tener garantizado un “techo” o un lugar cómodo, sino de confiar en Él incluso cuando no hay estabilidad material o emocional.
El discípulo debe aceptar vivir en movimiento, en apertura, con un corazón libre de apegos.
Mensaje para nosotros: Seguir a Jesús no significa buscar comodidad, sino estar dispuestos a que nuestra seguridad esté en Dios, no en lo material ni en nuestras estructuras humanas.
2. “Déjame primero enterrar a mi padre” — El desapego de las prioridades humanas
Jesús invita a otro: “Sígueme.” Pero este responde que quiere primero enterrar a su padre. Jesús replica:
“Deja que los muertos entierren a sus muertos. Tú ve y anuncia el Reino de Dios.”
Sentido: Aquí no significa que Jesús desprecie el deber de honrar a los padres. Lo que señala es que incluso los compromisos más sagrados y justos no pueden estar por encima de la llamada de Dios. El Reino tiene urgencia: no se puede posponer.
“Deja que los muertos entierren a sus muertos” significa que quienes no están abiertos a la vida nueva en Cristo seguirán ocupándose solo de lo pasajero; pero el discípulo está llamado a lo eterno, a anunciar la Vida.
Mensaje para nosotros: Muchas veces ponemos excusas muy razonables para no entregarnos de lleno: “cuando termine esto”, “cuando tenga tiempo”, “cuando esté más tranquilo”. Jesús nos dice: el momento es ahora. El Reino no se aplaza.
3. “Déjame despedirme de mi familia” — La decisión sin nostalgia
El tercero le dice: “Te seguiré, pero déjame primero despedirme de los míos.” Jesús responde:
“El que empuña el arado y mira hacia atrás no sirve para el Reino de Dios.”
Sentido: Seguir a Cristo exige una decisión firme, sin mirar atrás con nostalgia o dudas. La imagen del arado es muy concreta: si el campesino se distrae mirando atrás, el surco se tuerce y el campo no queda listo para sembrar. Así también, el corazón dividido no puede construir el Reino con rectitud.
Mensaje para nosotros: El discipulado es un camino hacia adelante. Si nos quedamos anclados en el pasado —en apegos, en lo que dejamos atrás, en lo que pudo ser—, no podremos abrirnos plenamente al futuro de Dios. El Reino requiere valentía y una mirada fija en Cristo.
En resumen:
Primer encuentro: Nos pide soltar las seguridades.
Segundo encuentro: Nos pide ponerlo por encima de todas las prioridades.
Tercer encuentro: Nos pide mirar siempre hacia adelante, sin nostalgias ni excusas.
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