📖 Lectura del santo Evangelio según San Marcos (16,9-15)
Jesús, resucitado al amanecer del primer día de la semana, se apareció primero a María Magdalena, de la que había expulsado siete demonios.
Ella fue a anunciarlo a los que habían estado con Él, que estaban tristes y llorando.
Ellos, al oír que vivía y que había sido visto por ella, no la creyeron.
Después se apareció en figura de otro a dos de ellos que iban de camino a una aldea. También ellos fueron a anunciarlo a los demás; pero tampoco a ellos los creyeron.
Por último, se apareció Jesús a los Once cuando estaban a la mesa, y les echó en cara su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que lo habían visto resucitado.
Y les dijo:
«Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación».
🔹 Palabra del Señor
✝️ Gloria a ti, Señor Jesús

🔥 Reflexión:
“Creer cuando todo grita que no tiene sentido”
Jesús ha resucitado.
La mayor noticia de la historia ha estallado en la tierra.
¿Y qué hacen sus discípulos?
Se encierran. Se paralizan. Dudan. No creen.
María Magdalena corre a anunciar que la muerte ha sido derrotada… y no la creen.
Los de Emaús relatan que lo han visto caminando con ellos… y no les creen.
Jesús mismo se presenta en su mesa, y aún así… no creen.
¿No te suena demasiado actual?
Vivimos en una cultura cristiana de nombre pero incrédula de corazón.
Celebramos Pascua, sí. Nos vestimos de blanco, sí. Cantamos “Aleluya”, sí…
Pero seguimos viviendo como si el sepulcro siguiera cerrado.
Hoy, Jesús no viene a darnos una palmadita en la espalda.
Hoy, Jesús nos echa en cara nuestra dureza de corazón.
¿Por qué nos cuesta tanto creer?
Porque preferimos una fe controlada, domesticada, que no nos exija demasiado.
Porque no queremos aceptar que la Resurrección lo cambia todo, y nos lanza a un mundo que nos va a rechazar, a ridiculizar, a despreciar.
La fe verdadera duele.
No es emoción, no es tradición, no es “sentirme bien”.
Es apostar la vida entera por un Hombre que venció la muerte, aunque no lo veamos con los ojos.
👉 Creer es caminar en la oscuridad, sabiendo que ya amanece.
👉 Creer es proclamar vida en medio de un mundo que sigue cavando tumbas.
👉 Creer es amar a los que no creen, incluso a los que nos crucifican.
Hoy el Señor nos da una misión brutal:
“Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación”.
No dice: “Id donde os escuchen”.
No dice: “Id donde sea fácil”.
Dice: al mundo entero, a toda criatura.
🌍 Donde hay indiferencia: proclama amor.
🌍 Donde hay muerte: proclama vida.
🌍 Donde hay duda: proclama fe.
Y si no te creen, y si se burlan, y si te rechazan…
sigue proclamando.
¡Porque el Resucitado ya ha vencido!
Aunque el mundo no lo entienda.
Aunque los discípulos no lo crean.
Aunque tú mismo tengas miedo.
🧭 Examen de conciencia:
🔸 ¿En qué parte de mi vida sigo exigiendo pruebas a Dios?
🔸 ¿He dejado que la tristeza y el miedo apaguen mi fe?
🔸 ¿Creo en serio que Cristo ha vencido… o vivo como si aún estuviera en la tumba?
🙏 Oración:
Señor Jesús,
hoy, en medio de nuestra incredulidad y miedos,
te presentas vivo, resucitado, triunfante.
Y nos envías a proclamar la Vida en un mundo que aún ama la muerte.
Hoy, mientras enterramos el cuerpo cansado de tu siervo, el Papa Francisco,
queremos recordar que los testigos no mueren,
sino que pasan el testigo a nuestras manos.
Señor, no permitas que su voz profética se apague.
Haz que su amor por los pobres, su grito de justicia, su ternura incansable,
sean semillas de Resurrección en nuestra generación.
Que el fuego que encendiste en su corazón,
arda ahora en el nuestro.
Que no nos refugiemos en la nostalgia,
ni convirtamos su vida en un recuerdo,
sino que asumamos su misión como nuestra.
Haznos testigos valientes,
discípulos de las periferias,
anunciadores incómodos de tu Reino,
como él lo fue.
Amén.
🎯 Desafío para hoy:
✅ Haz un acto concreto de fe aunque no sientas nada:
reza, abraza, perdona, ayuda, proclama…
actúa como si creyeras completamente.
Y verás cómo la fe se convierte en fuego.
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“Es apostar la vida entera” por ALGUIEN que mis ojos no ven, ni mis sentidos captan. Es llegar al final de un camino que ha de continuar cruzando un puente que ha desaparecido y tengo que saltar para llegar al otro lado,
¿Qué haces: das marcha atrás y no llegas a tu destino o te arriesgas, confías y saltas para llegar al otro lado?
Ese es el riesgo que se corre: llevo al Señor al mundo aunque me duela o doy la vuelta en ese camino al Señor por miedo al ridículo, a la incomprensión y la burla?
Al otro lado me esperan quizás tiempos difíciles y oscuros, si retomo viviré cómodamente, pero en una vida sosa, sin sentido.
¿Qué harías tú? ¿Saltas o retrocedes? De ti depende…