Evangelio del Día – Miércoles, 30 de abril de 2025

📖 Lectura del santo Evangelio según San Juan (3,16-21)

Tanto amó Dios al mundo
que entregó a su Hijo único,
para que no perezca ninguno de los que creen en él,
sino que tengan vida eterna.

Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo,
sino para que el mundo se salve por él.

El que cree en él no será juzgado;
el que no cree ya está juzgado,
porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios.

Y el juicio consiste en esto:
que la luz vino al mundo,
y los hombres prefirieron la tiniebla a la luz,
porque sus obras eran malas.

Pues todo el que obra mal detesta la luz
y no se acerca a la luz,
para no verse acusado por sus obras.

En cambio, el que realiza la verdad se acerca a la luz,
para que se vea que sus obras están hechas según Dios.

🔹 Palabra del Señor
✝️ Gloria a ti, Señor Jesús

✨ Reflexión: “Amar sin condenar”

Hay frases que no necesitan explicación, solo contemplación.
“Tanto amó Dios al mundo…”
Ese es el origen de todo lo que somos, de todo lo que creemos.

No amó a un mundo ideal.
No amó a un mundo perfecto.
Amó a este mundo:
con sus errores, su violencia, sus contradicciones.
Lo amó hasta entregarlo todo.

Un amor que no espera ser entendido, solo aceptado.
Dios no mandó a su Hijo para juzgar,
sino para salvar.
Jesús no vino con una balanza en la mano,
vino con los brazos abiertos.

Y sin embargo, no todos quieren acercarse.
No porque no haya luz,
sino porque prefieren las tinieblas.
Porque hay obras que no quieren ser vistas,
heridas que no quieren ser tocadas,
vidas que se sienten demasiado rotas para merecer amor.

La luz no humilla, revela.
Dios no ilumina para avergonzar,
sino para sanar.
La luz que ofrece no es de quirófano, sino de hogar.
No ciega: guía.
No acusa: transforma.

Acercarse a la luz no es ser perfecto,
es ser valiente para reconocer lo que aún necesita redención.
Es confiar en que Dios no se escandaliza de nuestras sombras,
sino que las abraza para convertirlas en camino.

El juicio es una elección interior.
Dios no condena.
La condena nace de rechazar la luz,
de negarse a vivir en verdad,
de cerrarse a un amor que salva.

Creer en el Hijo no es recitar una fórmula,
es confiar, caminar, abrirse a la gracia.
Es dejar de esconderse.
Es dejar que el amor haga su obra.

🧭 Examen de conciencia:

🛑 ¿Me he acostumbrado a vivir en ciertas oscuridades “porque es más fácil”?
🛑 ¿Creo que Dios me ama tal como soy o pienso que tengo que esconderme de Él?
🛑 ¿Me acerco a la luz con humildad… o la evito para no confrontarme con la verdad?

🙏 Oración:

Señor Jesús,
tú eres la luz que no condena,
la verdad que no aplasta,
el amor que no huye de mis sombras.

Hoy quiero caminar hacia ti.
Quiero salir de mis escondites.
Quiero dejarme iluminar,
aunque duela, aunque cueste.

Dame un corazón sincero,
una fe que no tema la verdad,
y la valentía para vivir en tu luz.
Amén.

🎯 Desafío de hoy:

✅ Hoy haz un acto concreto de sinceridad: contigo, con Dios o con alguien a quien amas.
✅ Hoy pide perdón por una actitud oculta que no te deja vivir en libertad.
✅ Hoy comparte en tus redes esta frase: “Dios no vino a juzgar, vino a salvar. Y su luz sana lo que tocamos con fe”.

🔗 Síguenos en las redes sociales: La Luz del Camino

🕊️ #EvangelioDelDía #DiosEsAmor #LaLuzVinoAlMundo #JesúsSalva #FeSinMiedo #VivirEnVerdad