Evangelio del día – Juan 16, 5-11

«Ahora me voy al que me envió, y ninguno de ustedes me pregunta: “¿A dónde vas?” Pero al decirles esto, la tristeza ha llenado sus corazones. Sin embargo, les digo la verdad: les conviene que yo me vaya, porque si no me voy, el Paráclito no vendrá a ustedes. Pero si me voy, se lo enviaré. Y cuando él venga, dejará en evidencia al mundo sobre el pecado, sobre la justicia y sobre el juicio: sobre el pecado, porque no creen en mí; sobre la justicia, porque me voy al Padre y ya no me verán; sobre el juicio, porque el príncipe de este mundo ya ha sido juzgado.»

🌿 Reflexión: Me conviene que te vayas… para aprender a confiar

Hoy, Jesús, me dejas con una afirmación que golpea:

“Les conviene que yo me vaya.”

¿Cómo puede convenirnos tu ausencia, Señor?

Nosotros queremos retenerte, abrazarte, quedarnos contigo…

Pero tú hablas de un amor que no se aferra, sino que prepara.

De una fe que no se apoya en la vista, sino en la confianza.

Te vas, pero no nos dejas solos.

Nos prometes al Paráclito: el Espíritu Santo,

esa fuerza invisible pero poderosa que consuela, guía, y revela.

Pero solo puede venir si tú te vas.

Y eso duele… porque no siempre sabemos esperar.

Nos cuesta comprender que a veces la soledad es escuela, que el silencio es cuna de la verdad, que la ausencia abre el corazón a lo eterno.

Tú sabías que muchos no creerían, que el mundo llamaría “locura” a la fe, que el mal seguiría susurrando mentiras.

Por eso nos dejas al Espíritu, para que alumbre el pecado, la justicia y el juicio.

Hoy, Señor, reconozco que me duele tu partida, pero también reconozco que me hace crecer.

Porque con tu Espíritu aprendo a ver más allá.

A vivir por fe, no por emoción.

A escuchar con el alma, no solo con los oídos.

Y sí… me conviene que te vayas.

Porque así descubro que estás dentro de mí,

más vivo que nunca.

🙏 Oración

Espíritu Santo,

Tú eres el gran regalo que Jesús nos dejó.

Ven a mi corazón y hazlo tu morada.

Despiértame cuando me duerma en la costumbre.

Convénceme de mis pecados sin hundirme en la culpa.

Recuérdame que ya hay una victoria sobre el mal.

Y guíame por caminos de justicia y verdad.

Jesús,

aunque no te vea, quiero creerte más.

Aunque me duela tu silencio, quiero confiar más.

Aunque sienta soledad, quiero invocar al Espíritu.

Y vivir cada día como testigo de tu presencia.

Amén.

💬 Me pregunto

¿Confío en que el Espíritu Santo está actuando en mi vida, incluso si no lo siento

¿Qué áreas de mi vida necesitan ser iluminadas por la verdad del Espíritu?

¿Estoy dispuesto a dejar que Jesús “se vaya” de mis seguridades, para crecer en fe

¿Escucho la voz del Espíritu o vivo solo por mis emociones y razonamientos?

¿Qué significa para mí vivir una vida “guiada por el Espíritu”?

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