Evangelio según San Mateo 7, 1-5

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “No juzguen y no serán juzgados; porque así como juzguen los juzgarán y con la medida que midan los medirán.

¿Por qué miras la paja en el ojo de tu hermano y no te das cuenta de la viga que tienes en el tuyo? ¿Con qué cara le dices a tu hermano: ‘Déjame quitarte la paja que llevas en el ojo’, cuando tú llevas una viga en el tuyo? ¡Hipócrita! Sácate primero la viga que tienes en el ojo, y luego podrás ver bien para sacarle a tu hermano la paja que lleva en el suyo”.

🕊️ Mi Reflexión

“No juzgues…”, dice Jesús. “¿Con qué cara miras la paja en el ojo del otro, si llevas una viga en el tuyo?”.

Soy yo. No un poco. Mucho.

Porque la verdad es que yo he hablado del Evangelio, he querido ser luz para otros, he intentado ayudar… pero muchas veces sin ver que yo mismo iba a oscuras en ciertas zonas de mi vida.

He criticado a otros por sus decisiones, cuando yo he sido incoherente.

He querido “corregir” desde mis heridas mal sanadas.

He servido en proyectos preciosos… pero también he usado esos mismos proyectos como refugio para no mirar mis propios vacíos.

He dicho que confío en Dios… pero muchas veces me gana el miedo, la inseguridad, el querer tener el control.

He buscado amar, sí… pero a veces también he buscado que me amen para sentirme valioso.

Y Jesús me dice a la cara: “¡Hipócrita! Sácate primero la viga”. Y no lo dice para hundirme, sino para liberarme. Para que deje de vivir a medias, para que no me pierda en la apariencia de santidad, y me abrace a una conversión verdadera.

No quiero seguir con vendas en los ojos.

No quiero seguir hablando de fe sin vivirla con radicalidad.

No quiero seguir huyendo de mis propias contradicciones.

Hoy quiero ver mi viga. Quiero entregársela al Señor.

Porque Él no me llama a vivir por inercia ni por imagen… me llama a la libertad de los hijos de Dios.

Y escribo esto para mí, sí, pero igual te sirve de algo…, quizás también sea para ti.

José Manuel