Por José Manuel / 18 de mayo de 2025
Cuando salió Judas del cenáculo, dijo Jesús:
«Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él.
Si Dios es glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo: pronto lo glorificará.
Hijitos, me queda poco de estar con vosotros.
Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros como yo os he amado.
En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os amáis unos a otros.»
🔹 Palabra del Señor
✝️ Gloria a ti, Señor Jesús
✨ Reflexión: “El Mandamiento que lo cambia todo”
“Como yo os he amado”… esas palabras se me clavan dentro como un fuego dulce que purifica y desarma.
No es un amor cualquiera el que Jesús me pide: no es tolerar al otro, no es sonreír por compromiso, no es evitar conflictos. Es un amor que se entrega hasta el extremo. Jesús no me pidió amar un poco más… sino amar como Él. Y eso, lo sé, solo es posible si Él ama dentro de mí.
A veces me canso. A veces me duele. A veces me cruzo con personas difíciles, heridas, incluso traicioneras. Y ahí, justo ahí, es donde Jesús me dice: “Ámalo como yo te amo a ti”. ¿Y cómo me ama Él? Sin condiciones. Sin reservas. Sin esperar nada a cambio.
Me llama “hijito”… y al hacerlo, no solo me abraza con ternura, sino que me recuerda que soy parte de una familia celestial, que no estoy solo, que hay un modo nuevo de vivir: el del amor que redime, que sana, que transforma.
Hoy entiendo que amar como Jesús no es una carga… es un privilegio. Me convierte en discípulo auténtico. Me convierte en testigo del cielo. Porque el mundo no necesita más discursos religiosos… necesita encuentros con el amor verdadero. Y ese amor debe comenzar en mí.
🔥 Preguntas para el alma:
¿Amo de verdad… o solo cuando me resulta fácil o cómodo?
¿Estoy dispuesto a amar incluso al que me ha fallado?
¿Reconocen los demás que soy discípulo de Jesús… por cómo amo?
¿Qué heridas necesito dejar en sus manos para poder amar sin miedo?
🙏 Oración:
Señor Jesús,
enséñame a amar como Tú.
Rompe mi egoísmo, mi orgullo, mi necesidad de controlar.
Haz que mi vida sea una carta abierta de tu ternura.
Dame un corazón capaz de perdonar, servir, esperar y entregarse.
Que quien me mire… vea tu amor en mis ojos.
Hazme discípulo del amor, embajador de tu Reino.
Y cuando me falten fuerzas, recuérdame que Tú en mí puedes más.
Amén.
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